Es un procedimiento que sirve para mejorar el aspecto de la piel, corregir la dilatación de los poros, remover las células superficiales y extraer los famosos puntos negros o barritos, que desencadenan el acné. Debe ser realizado por una cosmetóloga profesional, con una frecuencia mensual, y bajo tratamiento médico supervisado por el dermatólogo.

Es un pulido facial que se realiza con una punta de diamante, con efecto vacío. Remueve las células muertas y ayuda a regenerar las capas superficiales, dejando la piel más lisa, limpia y brillante. Alquimia es un tratamiento de vanguardia que permite además, la dermo-infusión activa de productos, facilitando la nutrición y humectación de la piel, con soluciones de vitaminas y ácido hialurónico. Se puede hacer todo el año. Ideal antes de una fiesta o evento. Se aplica en forma quincenal o mensual. Efectos: limpia, hidrata y nutre la piel.

Consiste en la aplicación de agentes químicos en la piel que producen descamación o exfoliación posterior. Entre los más usados se encuentran: los ácidos: glicólico, salicílico, mandélico y retinoico. Se indican en piel fotodañada (elastosis, manchas), piel grasa y acné. Los más agresivos se reservan para el otoño y el invierno. Resultados: mejoría en la humectación, el tono de la piel, las líneas finas. Ideal para humectar la piel después del verano.

Es un tipo de peeling frío, que se aplica como una máscara, de azufre, acetona y hielo seco en el rostro. Tiene acciones bactericidas, fungicidas, anti inflamatorias, anti seborreicas y desengrasantes. Ayuda a destapar los poros, y por su efecto antiinflamatorio, disminuye el enrojecimiento de la piel y las lesiones inflamatorias del acné. Es una indicación muy efectiva para el acné, la rosácea y otros estados descamativos como la dermatitis seborreica.